Ricardo esta preocupado por la
enfermedad de su madre, el médico dice que es de
la panza, Lisabetta pregunta a su primo que piensa
hacer, este quiere ir a ver a su tío Timoteo,
ella tiene miedo de que le denuncie, pero Ricardo
no cree que llegue a tanto. Francisca opina que
lo mejor es que la mujer desaparezca, ella no se
quería casar, hasta la ayudaron a huir, pero la
volvieron a agarrar, la voz de Ricardo suena
sorprendida y esperanzada cuando pregunta si es
verdad que se quería ir, Francisca contesta que
si, parece que tiene un prometido en su tierra con
el que quiere casarse.
Ricardo, vestido de monje acude a
visitar a su tío en medio de la noche, con una
cuerda salta la tapia y toma por sorpresa a
Ascanio poniéndole un chuchillo en el cuello,
Ricardo asegura que no le va a hacer nada, solo
quiere que avise a su tío, quiere verlo.
Ascanio va en busca de Timoteo que
ya se ha retirado a la alcoba que comparte con
Camila, ante la noticia de que el sobrino pirata
pregunta por su marido ella se preocupa por su
seguridad y se ofrece a ir con el por si el pirata
lo ataca, Timoteo le ordena que no se mueva de la
habitación, Camila se asoma a la puerta y ve como
Timoteo recibe a un hombre vestido de monje al que
hace entrar en el salón.
Ricardo interroga a su tío sobre
su nuevo matrimonio, don Timoteo le responde
airado si le cuestiona su derecho a tomar esposa,
Ricardo deja claro que no cuestiona ese derecho,
pero le preocupa que a causa de su nuevo estado,
al morir, deje Lisabetta en la calle. Don
Timoteo, muy tranquilo, le responde que si hablo
con ella sabrá que es su heredera, y en el caso de
que su esposa le dé un hijo varón tendrá una
tercera parte de todo, a Timoteo eso le parece
justo. Ricardo vacila antes de hablar, y expone
sus temores, Lisabetta ya se lo dijo, pero le
gustaría estar seguro, no confía en su tío, cuando
paso lo que paso sus consejos no fueron los más
acertados.
Ricardo se pasea por la
habitación y se exalta, si en lugar de huir como
le aconsejo su tío se hubiera quedado, a lo mejor
habría demostrado su inocencia y en estos momentos
no sería prófugo de la justicia. Timoteo se ha
sentado en su sillón lo mira con desagrado y con
tono despectivo le hace ver que estaba en la cama
con una mujer muerta. Ricardo se sienta cerca de
su tío mientras razona con gesto tranquilo, si él
la hubiera matado no es tan estúpido como para
haberse quedado a su lado. Su tío responde
alterado “por dios Ricardo estabas perdido de
borracho” Ricardo asegura con voz firme que ni
siquiera borracho habría podido matar una mujer y
menos embarazada, Timoteo alega que fue lo primero
que se le ocurrió y que si se equivoco le ofrece
disculpas. Ricardo se levanta muy serio y se
acerca a su tío mientras le dice que su
equivocación marco su vida. Timoteo responde con
un indiferente “lo siento” Ricardo vuelve a
pasearse por la habitación mientras sigue
interrogando a don Timoteo, tiene entendido que en
un principio su esposa no quería casarse, que
hasta intento huir, don Timoteo se ríe burlón,
estaba seguro que su tía y prima le irían con el
chisme, dice que es cierto, pero la convenció con
plata y asegurándole que a su muerte será una
mujer libre, Ricardo muestra su decepción en el
rostro y la voz “se vendió” murmura. Timoteo se
levanta cínico y se acerca a su sobrino “quien se
resiste al dinero, tu también te hiciste pirata
por eso ¿no?” Ricardo asegura que no tuvo
alternativa, Timoteo se encoje de hombros y dice
que podría haberse hecho fraile, a los frailes se
les perdona cualquier cosa, Ricardo le lanza una
mirada amarga.
Camila inquieta ha salido al
patio, se queda cerca del dormitorio sin perder de
vista la puerta del salón. Ricardo y Timoteo
salen, mientras Ricardo se coloca la capucha del
habito le dice a su tío que le gustaría presentar
sus respetos a su esposa. Don Timoteo considera
que no es una hora prudente, Ricardo está de
acuerdo, pensaba en repetir la visita al día
siguiente para conocerla. Don Timoteo alega que no
es prudente que ande por las calles de día, el
Antillano es bien conocido, Ricardo asegura que
regresara en la noche, entrara de la misma forma,
don Timoteo con voz venenosa habla de los chismes
que corren sobre un ataque de los corsarios a la
armada española unas semanas atrás, Ricardo muy
serio asegura que él no escucho nada.
Antes de marcharse Ricardo se
acerca a su tío y en voz baja y amenazadora, le
dice que sabe que no quiere a Lisabetta, la
desprecia y hasta la odia, pero si la deja en el
desamparo de su cuenta corre que su viudita se
quede sin nada, don Timoteo asegura que eso no va
a ocurrir y pide a Ascanio que abra el portón
grande, de esta forma hace saber a Ricardo que es
hora de marcharse. Ricardo le indica que no se
moleste, se va por donde vino, se despide hasta el
día siguiente y vuelve a saltar la tapia.
Camila lo ve marcharse, en cuanto
Ricardo desaparece don Timoteo le encarga a
Ascanio que avise a la guardia de que el pirata
conocido como el Antillano está en casa de doña
Mercedes de Salamanca. Ascanio protesta, puede que
arresten también a las mujeres, don Timoteo lo
corta con voz autoritaria, no le importa, él solo
debe obedecer y ya, Ascanio inclina la cabeza
mientras asiente, y sale de la casa para cumplir
el encargo.
Camila al ver que su esposo
regresa a la alcoba, se apresura a entrar, se
quita bata y se mete en la cama. Don Timoteo
entra furioso en la habitación, Camila pregunta
que sucedió y este contesta de muy mal humor que
llega con ínfulas, pretendiendo imponerse como su
padre, le cuenta a Camila que no quiere que deje a
la ciega sin nada, como si él no pudiera disponer
de su dinero como le dé la gana, Camila
preocupada, pregunta si va a dejar a Lisabetta en
el desamparo, don Timoteo asegura que por supuesto
que eso no sucederá y corta la conversación, está
cansado agotado y solo quiere dormir.
Ricardo llega a casa de su madre,
le recibe Epifanio, le pide comida, sabe que lo
más probable es que su tío lo denuncie así que se
marcha inmediatamente. Mientras Ricardo atraviesa
el patio para ir a despedirse de su familia
golpean la puerta, es Ascanio que viene a advertir
que le han dado la orden de avisar a la guardia.
Ricardo no se fía, agarra a Ascanio por el cuello
y le pregunta si ya cumplió la orden, este asegura
que no, Ricardo no entiende porque lo previene,
Ascanio explica que si le apresan en esa casa las
mujeres pueden verse en problemas. Ricardo quiere
saber cuánto tiempo tiene, el siervo le responde
que una media hora, antes de que se marche Ricardo
aprovecha para interrogarle sobre Camila, pregunta
como la convenció para casarse, si lo hizo con
dinero, Ascanio no lo sabe, pero ella no está
contenta, Ricardo le dice a Ascanio que le debe
un favor, algún día se lo pagara.
Ricardo acude de prisa a la
habitación de su madre, donde esperan Lisabeta y
Francisca, les cuenta que se tiene que ir
inmediatamente, Ascanio ha venido a avisar que su
tío mando por la guardia, Francisca se interesa
por lo que Timoteo dijo sobre la herencia, Ricardo
le cuenta que no averiguo nada nuevo, le dijo lo
mismo que a ellas y entra a despedirse de su madre
que se ha dormido, la besa dulcemente en la frente
y se marcha. Ya en la puerta se despide también de
Francisca y Lisabetta, no sabe cuándo volverá, no
ha querido despertar a su madre y les pide que le
expliquen lo sucedido, antes de irse le promete a
Lisabetta que si su padre comete una injusticia
con ella lo va a arreglar a como dé lugar, Ricardo
sale de la casa en medio de la oscuridad y se
pierde en las calles camino de su barco.
Pasa el tiempo en San Fernando la
vida sigue, aunque Santiago sigue recordando a
Camila. Ella en la Mariana intenta pintar de
memoria un retrato de Santiago y se da cuenta de
que poco a poco está olvidando sus facciones,
lamenta que con el transcurrir del tiempo ya no lo
ve, no se acuerda de él, su cara se va borrando,
se pregunta si él se acordara de ella. Santiago en
la herrería esta recordando a Camila, sus
pensamientos recorren el momento en que don Justo
da su consentimiento para que se casen, en la
felicidad que sentían los dos entonces.
Ricardo está de regreso en “La
Iguana”, Lázaro lo recibe, asegura estar muy
contento de ver de regreso a su capitán, Ricardo
pregunta por la salud de Mario, y le cuenta que
está muy mejorado, que no le han dejado salir ni a
la taberna ni a ningún otro sitio. Lázaro indaga
preocupado que fue a hacer en la Mariana, tiene
miedo que el capitán descubra lo que hizo con los
dos hermanos, Ricardo le cuenta con tranquilidad
que fue a ver a su familia, Lázaro pretende seguir
investigando, pero su capitán le corta con una
mirada autoritaria y no tiene más remedio que
callarse, Ricardo entra en la cabaña donde esta
Mario.
Ricardo le cuenta a su amigo las
últimas noticias, Mario se queda muy sorprendido,
no puede creer que la prisionera que llevaron a la
Mariana haya acabado casada su tío, ¿está seguro?
Ricardo le cuenta que no la vio, pero que está
seguro, se llama Camila, es de México y la compro
en la subasta de siervos el mismo día que fueron a
ver si estaba todavía. Mario considera que la
muchacha corrió con suerte, Ricardo malhumorado le
explica que su tío todavía espera que le dé un
hijo, Mario reflexiona irónico, quizá todavía
pueda, eso nunca se sabe, pero es bueno saber que
el futuro de Lisabetta está asegurado, Ricardo con
gesto dubitativo responde que eso espera, su tío
es traicionero, al poco de que él se fuera aviso a
la guardia para que le prendieran, él ya se lo
imaginaba, pero de todos modos su criado le aviso
con tiempo para escapar. Mario se queda pensando
un momento y después sonríe con cierto cinismo, le
comenta a Ricardo que es curioso que la única
mujer por la que se ha interesado haya acabado
siendo su tía, Mario se parte de risa ante el
gesto disgustado de Ricardo.
Mario es un hombre práctico, le
sugiere que, si su tío que es un perro, hereda a
su viuda siempre puede casarse con ella y así
recupera lo de Lisabetta y lo suyo. Ricardo se
sienta a la mesa sin poder ocultar su malhumor,
Mario irónico le sirve ron mientras le susurra al
oído si quiere rebautizar a “La Camila” Ricardo
ya no aguanta más y cambia la conversación de
forma abrupta, van a hablar de negocios. Lázaro
ha entrado en la cabaña y se une a la discusión,
Ricardo quiere irse a las costas de África para
hacer una fortuna, la piratería se está acabando,
dentro de poco todos los van a perseguir como a
perros rabioso y quiere retirarse antes con mucho
dinero. Ricardo saca la espada amargado y
melancólico, tantos años en esta vida de porquería
sin siquiera sacar un poco de provecho.
Vasco y Santiago están en la
taberna, Vasco esta borracho, hablan de su
relación con Úrsula, a Santiago le parece
peligrosa, Vasco es un inconsciente, le alaga que
Úrsula se haya fijado en él, y mientras ella
quiera mantener la relación él se entretiene.
Santiago le pregunta si no ha pensado en casarse,
su hijo necesita una madre, pero Vasco alega que
tiene dos madres, Rita e Inés. Vasco le propone a
Santiago que se case, de esa forma quizá le será
más fácil olvidar a Camila, Santiago se despide
bruscamente, Vasco acude a la habitación de Úrsula
de nuevo, esta le recibe apasionada y lujuriosa en
su cama.
En la Mariana Camila y don Timoteo
acuden a misa, Ricardo sigue a la caza de barcos
en el mar, mientras Lafont y Mansera siguen
asaltando las caravanas que transportan la plata
de la corona, siempre sin dejar a nadie vivo para
que no puedan delatarles.
En la Mariana Camila se sorprende
del tiempo que ha pasado, se lamenta de su
situación, sigue como un pájaro enjaulado, duda de
que su familia y Santiago se acuerden de ella,
espera que todos estén bien, su gran duda es si
Santiago estará muerto o habrá sobrevivido, muy
triste se pregunta “cuando acabara esto”.
Lafont va a ver a Justo al
almacén, intenta averiguar sobre Ofelia, todo el
mundo sabe que se caso embarazada, pregunta si el
hijo era de Miguel, Justo contesta que si, de
otra forma el herrero no le habría reconocido,
Lafont se ríe irónico, todo depende de quien fuera
el padre, si era alguien poderoso tendría un as en
la manga para usarlo en el momento que le
conviniera, él recuerda que cuando Ofelia y Justo
fueron al palacio, después de que se llevaron a
Camila, Ofelia estaba muy alterada y quería
decirle algo a don Jorge ¿No sería que ella iba a
contarle que se había llevado a la futura de su
hijo? Justo asegura que Ofelia nunca le dijo nada
y que él no lo sabe.
Justo acude a ver a Ofelia a su
casa, quiere hablar con ella en privado, le
cuenta lo que sucede. Desde que fueron al palacio
y ella dijo que don Jorge cometía una aberración
si tocaba a Camila, están haciendo preguntas, doña
Sofía ya intento averiguar y hoy Lafont vuelve a
indagar sobre lo mismo, Ofelia lo niega
rotundamente, Justo le asegura que solo quiere
que este advertida, si llega a oídos de Santiago
podría enloquecer ante la idea de que su padre
hubiera mancillado a su prometida, por si eso
sucede, Justo le cuenta que don Jorge no toco a
Camila, estaba demasiado borracho, su hija se lo
conto y él siempre la creyó.
Úrsula busca a su padre para
pedirle permiso para dar una fiesta, él se lo
concede, pero ya que la ve se le ocurre que debe
volver a tomar esposo, le propone a Alberto, pero
ella se horroriza “es un viejo”, Úrsula, a pesar
de la insistencia de don Jorge, se niega obstinada
a volver a casarse y le levanta la voz a su padre,
no está dispuesta a obedecerle, don Jorge se
enfada y la obliga a pedirle perdón por la falta
de respeto.
Mansera acude a las habitaciones
de su esposa para encargarle que busque marido
para su hija, a ella le parece bien, ya se tardo.
don Jorge quiere saber porque no lo hizo ella,
Sofía responde cínica y burlona que prefiere que
la sangre Mansera se acabe con él, su esposo, en
el mismo tono responde que lo comprende pero que
al hombre le puede la vanidad y el deseo de que su
sangre perdure, además si no tiene un heredero
varón la corona le quita el señorío. Sofía le
pregunta si está seguro que no tiene algún
bastardo perdido en algún lado, don Jorge se
encoge de hombros e irónico, le dice que si sabe
de uno se lo cuente.
Don Timoteo está muy contento,
Camila está pintando en el patio, ha mejorado
mucho, su maestro le dice que tiene talento, ella
responde aburrida que es lo único que hace en
todo el día, don Timoteo le propone salir a pasear
a la playa a ver el mar.
Al día siguiente van a la playa,
Camila está entusiasmada, juega en la orilla con
las conchas, y mira con nostalgia al horizonte,
don Timoteo asegura saber lo que está pensando, y
dice con cinismo, que no falta mucho para que
suceda, Camila quiere saber porque lo hace, no es
para desheredar a Lisabetta puesto que le va a
dejar dinero, tampoco por tener un varón porque
hasta ahora ni siquiera lo ha intentado ¿tanto
odio le tiene a su sobrino?
Don Timoteo le cuenta la
historia; había una vez una familia feliz, padre
madre, dos hijos varones y una muchacha. El padre
murió en la flor de la edad y la madre lo siguió
poco después, en ese entonces el mayor tenía ya
veinte años, como primogénito heredo las
propiedades y se convirtió en jefe de la familia.
Don Timoteo se sienta fatigado en
una silla preparada debajo de un toldo y continua
el relato, el mayor siempre fue de carácter
irascible, no era una buena persona y enseguida
empezó a ejercer sobre sus hermanos menores un
régimen de terror, castigos injustos, obediencia
absoluta, crueldades, Camila intrigada pregunta si
está hablando de su hermano mayor, don Timoteo
asiente y continua hablando
Su hermano siempre fue un buen
tipo, a las mujeres les gustaba, era agradable
simpático, pero con ellos era un demonio, los
trataba mal, a don Timoteo la madre naturaleza no
le había dotado particularmente, pero un día
conoció a una mujer y se enamoro de ella, cree que
era correspondido, se lo dijo a su hermano, este
quiso conocerla y se caso con ella. Camila apenada
le asegura que si hizo eso no estaba enamorada de
él, don Timoteo quiere creer que tal vez sí, pero
lo prefirió a su hermano quizá... por su dinero,
Camila, interesada, quiere saber que sucedió
después, don Timoteo le cuenta que como
compensación su hermano le otorgo una mísera
propiedad para quitarlo de en medio, mas tarde
murió, para ese entonces, su mujer había dado a
luz un varón, le ofreció matrimonio pero lo
desprecio.
Don Timoteo como marca la ley, se
convirtió en albacea de su sobrino, el joven
heredo la mala sangre del padre, y a los
diecinueve años se convirtió en asesino, y ahora
es un filibustero, Camila pregunta si fue el
hombre que acudió a la casa de noche para hablar
con él, y si su cuñada vive. Las respuestas a las
dos preguntas es afirmativa, su cuñada es una
vieja amargada insoportable que hace un buen trió
con su hermana y la ciega. Camila se sorprende de
que Francisca y Lisabetta vivan con ella.
En el dormitorio, don Timoteo
sentado a los pies de la cama bebe, los recuerdos
han hecho mella en su ánimo y se ha emborrachado
intentando acallar sus demonios. Camila se
muestra preocupada por su estado, pero no puede
evitar hacerle ver que su sobrino no tuvo la culpa
de lo que hizo su padre. don Timoteo se levanta y
furioso asegura que es un demonio igual que su
padre, mientras atraviesa el retrato de su hermano
con la espada una y otra vez después va hacia
Camila totalmente poseído por sus fantasmas,
asegura que como lo vio joven y guapo le atrae su
galanura, Camila asustada asegura que ni siquiera
lo vio, don Timoteo ha perdido el control y
desvaría, está seguro que ella se fijo en su
pinta, todas las mujeres son estúpidas se
calientan con la primera cara bonita que ven,
está seguro que en cuanto lo conozca va a querer
revolcarse con él, y seguro que la convence para
quedarse con su dinero, Camila le promete que eso
no sucederá, pero don Timoteo furioso se sube a
la cama gritando que le va a dejar un hijo varón
para que el de su hermano se quede sin un centavo,
se coloca encima de Camila, que esta aterrada,
mientras intenta consumar el acto su corazón no
aguanta y tiene un infarto, cae muerto encima de
su esposa. Camila asustada lo mueve pidiendo que
le conteste, al no obtener respuesta, grita el
nombre de don Timoteo mientras sale de la cama
espantada.
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