El romántico pero despiadado México Colonial es el marco de esta apasionante historia de amor, ardiente como el sol del Caribe.

En el pequeño poblado de San Fernando se celebra el compromiso matrimonial de Camila, hija de don Justo Darién, con Santiago, el apuesto herrero del pueblo. El festejo es interrumpido por los hombres de Don Jorge Mancera y Ruiz, el tiránico dueño de la encomienda, que ha decidido hacer valer su “derecho de señor”.

Santiago cae herido cuando trata de evitar que se lleven a Camila, y ella acepta ir con ellos para que no lo maten. En la habitación de Don Jorge, Camila se da cuenta de que el hombre está tan borracho que se ha quedado dormido sin haberla tocado, y se las ingenia para escapar; al llegar al pueblo se entera de que Santiago está muy grave y, además, se ve obligada a mantener la farsa que Don Jorge si la poseyó por amenazas de éste.

Unos días después, es raptada por unos filibusteros. El capitán del barco pirata, un hombre conocido como “El Antillano”, se siente atraído por ella y por un momento tiene el impulso de protegerla y salvarla de su cruel destino, pero desecha la idea y la joven es comprada en la isla de La Mariana por don Timoteo de Salamanca y Almonte, un viejo amargado que desprecia a su familia y tiene un plan maquiavélico para dejarlos en la ruina: casarse con su esclava y heredarle todo su dinero.

Tiempo después, Camila queda viuda y se ve de pronto dueña de una gran fortuna. Decide regresar a San Fernando y al llegar se entera de que todos la creían muerta y su hermana Rita se casó con Santiago. Poco después recibe la visita de Ricardo, el sobrino de Timoteo, a quien reconoce de inmediato como “El Antillano”. Ricardo también reconoce a Camila y nuevamente siente ese inexplicable deseo de protegerla. Aunque Camila sabe que lo que Ricardo busca es recuperar la fortuna de su familia, también siente una innegable atracción y poco tiempo después ambos deben aceptar que se han enamorado; por su parte, Santiago le confiesa que aún la ama, y a partir de entonces surge entre él y Ricardo una furiosa rivalidad.

Camila se siente confundida por ese primer cariño que aún late en su corazón, pero que ahora le está prohibido. Al mismo tiempo, Ricardo, un hombre buscado por la justicia, recio e indomable, ha despertado en su alma un amor que crece cada día, y su cuerpo arde por primera vez con el fuego irresistible de la pasión.