Pirata con alma mexicana.
   


Alex Madrigal. El Universal  Domingo 28 de octubre de 2007

No se trata de una actuación cualquiera: la representación como pirata del actor Fernando Colunga evoca al mismo Corsario Negro y al famoso Sandokán, sacados de la imaginación del escritor Emilio Salgari.

Su personaje de Ricardo de Salamanca y Almonte, también conocido como El Antillano en la telenovela Pasión, fue retomado de Emilio de Ro-ccabruna y Valpenta, El Corsario Negro. Ricardo fue expulsado por la realeza y después se convierte en un pirata inglés, por obligación y no por convicción, que además se enamora, tal y como sucede en las historias de Salgari.

El actor, de 41 años, estudió su personaje, consultó literatura sobre piratas como la de Stevenson, y gozó con todos los clásicos del género que lo llevaron a crear su interpretación, desde su sicología hasta el vestuario.

“Tomé ideas de Emilio Salgari para crear mi personaje, un tipo que es un militar y trata de salir de esa manera, de vivir.

“Los piratas no eran los salvajes, eran gente de la Real Navy (marina inglesa), porque Inglaterra no podía robar descaradamente a España. Lo que hicieron fue crear embarcaciones con la bandera de la Cofradía, famosa por su calavera. Robaban, lo hacían por órdenes del rey, tenían el grado de capitán y todo lo que robaban iba para la corona inglesa”, indicó Colunga.

La historia de la telenovela, escrita por María Zarattini, se desarrolla en el siglo XVII, época de esplendor de la piratería.

Para Colunga, el tiempo en un melodrama es importante, sobre todo cuando es un apasionado de su profesión.

Pareciera que su personaje de pirata es sacado de la fábrica de Televisa, es decir con vestuario nuevo, limpio y sin arrugas: “Volvemos a lo mismo, son piratas que robaban lo mejor de lo mejor; por ejemplo, El Corsario Negro radiaba con su traje negro, parecía iluminado”, explicó el actor.

Estudiar, es lo que muchos olvidan. Colunga no, vio documentales de Cartagena (Colombia) y Campeche (México), ciudades amuralladas por los piratas del Caribe. “Ahí aprendí que un pirata no atacaba un puerto por mar, sino descendía por otro lado y la batalla se daba por tierra”.

ESTUDIA DIRECCIÓN DE CINE

Colunga no se queda con María la del barrio, La usurpadora o su personaje napoleónico en Amor real, el actor quiere dar el brinco hacia el séptimo arte y ahora estudia dirección de cine, iluminación, movimientos y tomas de cámara.

Ya dirigió al actor César Évora en la obra de teatro Trampa de muerte, la que en su momento él protagonizó con Enrique Álvarez Félix.

Fernando ya hizo una incursión en el cine, filmó Ladrón que roba a ladrón, que obtuvo buenos resultados en la taquilla en Estados Unidos.

Ahí compartió créditos con actores que han desarrollado la mayor parte de su carrera en la televisión: “Actuar es actuar. Es mentira que un actor de televisión no sirve para el teatro o cine, la interpretación es lo que cuenta y es como un árbol, una rama es la conducción, otra el teatro, el cine y la televisión”, aseguró.

La película, donde participan Saúl Lisazo, Gabriel Soto y Miguel Varoni, se exhibió en 340 salas de la Unión Americana y generó más de 4 millones de dólares en seis semanas, lo que hizo voltear la cara de la distribuidora de cine independiente más importante del mundo: Lions Gate.