Lunes 17 de Septiembre de 2007
Alvaro Cueva
En 20 años que tengo dedicándome a la crítica de
televisión, hoy voy a hacer algo que nunca había
hecho: voy a escribir de un programa que no he
visto.
¿Por qué? Porque es tan grande la cantidad de
estímulos que se han generado en todas las
pantallas en los últimos días, más los que se van
a acumular esta semana, que si no hago esto hoy
voy a acabar redactando un minicomentario de dos
líneas el próximo jueves, y a mí eso se me haría
lo más irresponsable del mundo. Además, porque
tengo fundamentos para escribir una columna
completa de este título.
Hace varias semanas tuve el privilegio de vivir
casi un día completo de grabaciones con su gente y
me di cuenta de muchas cosas buenas. Por supuesto
que me estoy refiriendo a Pasión, el melodrama
nocturno de Carla Estrada, escrito por María
Zarattini, que se va a estrenar hoy a las 21:30 en
El Canal de las Estrellas.
Desconozco si la historia vaya a gustar o no, pero
aquí hay algunos puntos que considero importantes
para destacar: Pasión no es el refrito de una
telenovela vieja ni su productora la fue a comprar
al extranjero.
Es una historia original, nueva y mexicana,
ubicada en una época que muy pocas veces ha sido
tocada en la historia de la telenovela: el siglo
XVIII.
Cuando hablamos de telenovelas de época, los
mexicanos nos quedamos en los tiempos de don
Porfirio o, máximo, en los de la Independencia.
Pasión va más para atrás, y yo creo que es como en
el caso de Alborada, porque entre más atrás viaja
su escritora, más modernos resultan los conflictos
de sus personajes.
Lo maravilloso de las telenovelas de época que
producen Carla Estrada y sus colaboradores no es
que se valgan de la nostalgia para cautivar al
público, sino que a través del pasado,
paradójicamente, pueden tocar temas mucho más
modernos que los de las telenovelas ambientadas en
la actualidad.
Pasión va a servir para que millones de personas
valoren lo mucho que hemos avanzado como sociedad
en los últimos siglos y para que descubramos que,
a pesar de eso, seguimos siendo los mismos hombres
y mujeres que buscan el amor, que viven con
pasión.
El título de esta telenovela es un hallazgo porque
tiene múltiples significados pero, sobre todo,
porque nos remite a uno de los elementos
fundamentales de toda telenovela: la pasión.
¿Qué es la pasión? La fuerza que impulsa a los
seres humanos a llegar a una meta, a seguir
adelante más allá de los obstáculos, a levantarse
después de haber caído una y otra vez. No por
nada, uno de los puntos más altos de la religión
católica es la pasión de Cristo.
A mí no me preocupa que la protagonista de este
melodrama vaya a ser Susana González. Carla
Estrada ha conseguido que los peores villanos se
conviertan en los mejores galanes, como Mauricio
Islas en El manantial (2002).
Me preocupa la prensa rosa, que en lugar de
fijarse en el trabajo de las estrellas, se la
pasan desprestigiándolas a tal grado que la
industria prácticamente ya se quedó sin figuras.
Por otro lado, no sabe usted qué calidad tan más
grande hay en la producción de Pasión.
Su directora Mónica Miguel trabaja con una
maestría exquisita, las secuencias son
supervisadas por un asesor histórico y las
imágenes tienen unas composiciones increíblemente
delicadas para los vertiginosos ritmos de la
televisión.
Todo está hecho en alta definición, los colores
están súper bien trabajados y los escenarios son
de un realismo fabuloso porque muchos recursos que
podrían ser truqueados, como el fuego, son
montados como se montaban en el siglo XVIII, con
fuelle.
Algo que me encantó de las grabaciones de esta
telenovela es que sus especialistas en
caracterización, maquillaje y vestuario cuidan
hasta las uñas de los actores.
Los personajes no se ven disfrazados, se ven como
se debió haber visto la gente de aquellos tiempos.
Los hombres lucen guapos y las mujeres, hermosas.
Y ni hablar de la mezcla de cariño y disciplina
que hay en cada una de las personas que participan
en esta telenovela. Si usted los viera trabajar
como los vi yo, los agarraría a besos. Así es como
se debe hacer la televisión.
Señor, señora, están pasando muchas cosas en
nuestras pantallas, pero trate al menos de ver hoy
el capítulo uno de esta telenovela. ¡Es pura
pasión!
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