Por: Verónica Gallardo | Opinión Martes 4 de Diciembre de 2007 | Hora de publicación: 01:08


Que ganas de andar molestando, otra vez empezaron los rumores de que la telenovela Pasión será acortada. No, no y no, ya lo dijo Carla Estrada, la productora, desde un principio se planeó a 190 capítulos, porque María Zaratini no hace sus novelas como culebrones interminables. Pero no entienden y tienen que salir los ejecutivos de Televisa para decir lo mismo.


Pasión no es una telenovela larga, se termina a finales de enero, pero sí es una telenovela importante. ¿Les conté? Creo que no, pero resulta que Carla me invitó a hacer una pequeña participación a la novela hace algunos meses, fugaz, efímera pero muy importante para mí, pues me dio la oportunidad de vivir en carne propia lo que padecen las actrices de la historia.


Para empezar el llamado a las siete de la madrugada en Televisa San Angel, durante media hora esperamos el trasporte por lo que llegué a la locación, allá por Xochimilco casi a las ocho de la mañana. Ya estaban todas en sus camiones camerino en el arreglo. Como se trata de una telenovela de época el maquillaje no es nada complicado, de hecho ni existe. Una base muy ligera, si acaso rubor en las mejillas y sin nada en los ojos. Así, que horror, ojos pelones, para la que no lo tiene muy bonitos, un poco de mascara de pestañas en café y del mismo rubor de las mejillas para dar color. Así, nada más y ya ni les cuento de los labios, a morderlos para que se pongan rojos, ni modo.


Y así estaba Daniela Castro no sufriendo con el maquillaje, pero si con el peinado, al igual que Susana González y Maty Huitrón. A Maty le daba comezón la peluca y llegó mi gran momento, ponerme mi peluca. Wow, que horror, porque conforme pasaban las horas iba aumentando el calor y la comezón en la cabeza era terrible. Parecía piojosa. Además los mosquitos estaban hambrientos en la mañana y no dejaban de molestar a todos, con decirles que el repelente para la piel estaba a la orden del día.


El vestido llegó, una crinolina negra enorme y pesada, además el vestido pesaba fácil unos seis kilos entre tantas telas. No conforme lo pesado, hay que fajar y apretar el corsete. Ahí si que uno saca los ojos, sobre todo cuando hay lonja que apretar. Ya ni pregunten por el calzado, zapatitos tipo botín con tacón y el piso lleno de piedras, tierra y baches.


Pero eso lo padecen día a día todas y cada una de las actrices que están en Pasión. Los hombres también tienen lo suyo, pero el guapo de Fernando Colunga ya se acostumbró a los calores que le da el traje de lana cuando se pone de gente bien. ¿El de pirata? Mucho más cómodo. Con decirles que Sebastián Rulli se reía de mi al verme tan agobiada con tanto trapo y peluca.


La meticulosidad de los detalles ha hecho que Pasión sea una gran telenovela. Cuando vi a Alberto Estrella me impactó la cicatriz en su cara. Pensé que se la había hecho de niño o de jovencito, pero es maquillaje. En vivo se veía tan verdadera que daban ganas de curarlo.
Anais de plano traía su pantalón de mezclilla debajo de las enaguas de época, me dijo que siempre la crinolina le picaba horrible y era muy complicado el vestido para cualquier cambio e incluso para ir al baño.


Realmente uno los ve en la televisión, en su historia, los odia o los quiere por su personaje, los admira por ser actores tan profesionales, pero la verdad es un sufrimiento el hacer una telenovela de época. Y nadie se queja.


Si bien los niveles de audiencia nos han sido como en otras historias con menos complicaciones de producción y textos de desamor, Pasión ha cautivado al público que gusta de buenos productos, de historias rápidas, cuyas complicaciones no tardan semanas en resolverse.


Si no hubiera éxito no habría compradores, por lo que Pasión ya fue vendida a varios países, en Venezuela y Colombia se trasmite al igual que aquí, en horario estelar. En España pronto será estrenada.


Y si queremos recordar algo, para cuando oigan ese rumor malintencionado de que le reducen capítulos a la novela, Amor Real y Alborada sólo tuvieron 180 capítulos.

Pasión es una novela para exigentes.