En la iglesia del pueblo de San Fernando,
Ofelia llora mientras suplica al pie del
altar por el regreso de su hijo que hace cuatro
años fue capturado por los corsarios ingleses.
El párroco del pueblo intenta ofrecerle consuelo pero
para ella la resignación es imposible su hijo lo
era todo para ella. Santiago era el
herrero del pueblo y estaba enamorado desde niño
de Camila la hija de Justo el molinero, esta le
correspondía y durante cuatro años le ha esperado,
negándose a casarse con otro pues se niega a creer
que este muerto.
Una barca se acerca al pueblo y de ella desembarca
un hombre alto y bien parecido, sus ropas están en
mal estado tiene el pelo demasiado largo y
desgreñado y una larga barba, mira a su
alrededor como si no pudiera creerse lo que ve, es
Santiago el herrero y esta de regreso en San
Fernando después de cuatro largos años. Se
dirige a su casa, recorriendo el pueblo ante las
miradas
incrédulas de los que se cruzan con él,
todos lo daban por muerto. Entra en su casa donde
su madre le recibe emocionada, también su hermana
corre a sus brazos. La herrería ha sido cuidada
por sus empleados, aunque han perdido algunos clientes, pero esto no empaña la
alegría de
Santiago, que se ve aumentada, cuando su madre le
cuenta que Camila le ha esperado, que nunca perdió
la esperanza de verlo regresar.
Santiago,
después
de asearse va a buscar a Camila, que esta en el
molino de su padre intentando aclarar el
desbarajuste en el que su hermano Vasco tiene las
cuentas del negocio. Santiago entra por sorpresa con un ramo de flores
en la mano, que le ofrece con una reverencia y una
sonrisa feliz. Le dice a una aturdida
Camila, que
ha tenido noticias, que ella, ha esperado a este
humilde herrero durante cuatro años. Camila lo mira
incrédula,
paralizada, por un momento no puede reaccionar,
cuando consigue moverse se arroja en sus brazos.
Ambos juran amarse toda la vida, ella le asegura que nunca perdió las
esperanzas estaba segura de que volvería.
Las dos familias se
reúnen en una comida de
celebración, donde Santiago relata la forma en que
pudo escapar de su cautiverio, al naufragar la
galera en la que iba muy cerca de la costa de La
Española mientras el estaba en cubierta, eso
posibilito que pudiera nadar hasta la playa.
Santiago y Camila expresan a sus familias el deseo
de casarse inmediatamente.
Justo y Ofelia, acompañados por sus respectivos
hijos, van al palacio a pedir el consentimiento
para la boda al señor del lugar, Don Jorge Mancera
y Ruiz. Este accede complacido, alabando la
belleza de la novia y deseando a Santiago que le de muchos
hijos.
El día antes de la boda se celebra la fiesta
para la firma del contrato matrimonial, en la
celebración todo es felicidad. Mientras tanto,
Don Jorge Mancera ha ido ha cazar con sus amigos
y a la vuelta se han dedicado a beber, muy
borracho, aconsejado por su administrador y brazo
derecho, Alberto Lafont, decide ejercer su derecho
de pernada.
Alberto, junto con otros amigos de Don Jorge
irrumpen en la fiesta para llevar a Camila al
palacio. Santiago trata de defender a su prometida,
se organiza un lucha entre los parientes de los
novios y los amigos de Don Jorge, hasta que
Santiago es herido de gravedad, esto detiene
la lucha y Camila para evitar que lo maten, acepta
irse con ellos.
El médico da pocas esperanzas de vida a
Santiago, todos lloran alrededor de su cama. Justo
decide ir al palacio a suplicarle al señor, que
siempre le demostró buena voluntad, que deje
regresar a su hija intacta. Ofelia le acompaña, en
el palacio son recibido por Alberto Lafont, que
asegura que el acto ha sido consumado, Ofelia
grita que tiene algo muy importante que decirle al
señor, pero ambos son expulsados del palacio.
Al llegar al palacio
Camila es introducida a la habitación de Mancera.
La joven
está aterrada, el señor cínico, le indica que
debería sentirse agradecida porque los jóvenes son
demasiado fogosos para iniciar a una virgen, solo
buscan su propio placer, mientras que un hombre
experimentado como él, se ocupa del placer de su
compañera de cama. Camila afirma que prefiere que
el primero sea Santiago y suplica, Mancera se fastidia y
comienza a desvestirla. Camila ve un puñal encima
de la mesa y lo toma, por su cabeza pasa el
defenderse, pero Mancera sigue hablando y le hace
ver que es señor de vida y hacienda, que todos
en San Fernando dependen de él, puede hacer lo que
quiera, quitar el molino de su padre la herrería
de Santiago, dejarlos a todos reducidos a la
mendicidad. Camila retira la mano del
puñal y cede sin resistencia, se mete en la cama
del señor que intenta consumar el acto, pero la
borrachera se lo impide, enfadado pide a Camila
que haga algo para animarlo, ella lo mira sin
comprender.
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