Alberto Lafont regresa a San
Fernando después de su encuentro con Foreman en
“Bahía de Cerdos”. Va directamente al palacio
Mansera, allí se encuentra al señor con sus
cómplices en plena juerga, han contratado una
mujer que baila encima de una mesa, es recibido
con grandes muestras de alegría por sus
compinches, don Jorge pregunta cumplió su
cometido, Alberto asiente, don Jorge hace que la
mujer se retire y le espere en sus habitaciones
para que los cómplices puedan hablar en privado,
Lafont explica sus negociaciones con Foreman,
fueron bien, el pirata es un caballero, un señor,
duro negociando, pero educado de buenas maneras.
Foreman les dejara una tercera parte del valor de
la plata, a don Jorge le parece poco, Lafont le
hace ver que es plata robada, don Jorge considera
que el mayor riesgo lo corren ellos, pero se
conforma, lo que más le interesa es como van a ser
los pagos
Los piratas son avistados por los
galeones. El vigía da la señal “barco a la vista”
la tripulación se prepara para la batalla mientras
izan las velas intentando escapar. Los piratas los
persiguen, sus barcos son mas rápidos y muy pronto
los tiene al alcance de los cañones. Ricardo da la
orden de disparar, los galeones se defienden, la
batalla es una matanza, Ricardo ordena a sus
cañonero que tumben el palo mayor, este cae, desde
“la Salamandra” lanzan los cabos al navío español,
los piratas abordan el barco y comienza la lucha
cuerpo a cuerpo. Ricardo pelea con la espada
intentando abrirse camino al castillo de popa
donde está el capitán español para pedirle su
rendición. Mario en medio de la batalla pelea
duramente, y es atravesado en la tripa por una
espada. Ricardo consigue llegar hasta el capitán,
le coloca la punta de la espada en la garganta y
le ofrece la rendición o la muerte, el capitán se
niega a rendirse y el Antillano le atraviesa con
su espada sin vacilar, cae muerto. Ricardo se
vuelve y mira hacia los resto de la batalla
evaluando la situación, entonces se da cuenta que
Mario esta tendido en cubierta con la tripa
atravesada, parece muerto, Ricardo grita su nombre
angustiado.
Mario no está muerto, es trasladado
a “La Salamandra” y lo acomodan en el camarote de
Ricardo. El médico hace lo que puede, le dice a
Ricardo que encomiende su alma al creador, Ricardo
le da las gracias, y lo despide. Mario le dice a
su amigo que si no sale de esta se quede con su
parte del botín, Ricardo se ríe, no quiere creer
que Mario pueda morir. No tienen noticias de
Lázaro, pero Mario está seguro que le habrá ido
bien, es ambicioso. Ricardo está preocupado, no
sabe que se van a encontrar en la Coralina, Mario
extraña la Coralina, los burdeles, las rameras,
hablan de las bajas, cinco muertos ocho heridos,
tres están muy graves y el botín regular, Ricardo
parece decepcionado, el barco español lo están
remolcando, quiere venderlo en la Coralina. Mario
le dice su famosa frase "calmadito tiburoncito, te
estás haciendo de una flota" Ricardo con gesto
disgustado asegura que no le interesa ser otro
Foreman, Mario le pide animo al Antillano, primero
se van a La Coralina a cobrar el botín y después a
Nueva Orleans, a gastarse el dinero en mujeres y
licor hasta que le entre otra vez la nostalgia del
mar y la aventura, “porque esto Antillano uno lo
tiene en la sangre y no se nos va a quitar nunca”.
Ricardo no parece muy convencido.
La boda entre Timoteo y Camila se
celebra con toda pompa, los recién casados suben
en un coche abierto, seguidos por la mirada
rencorosa de Francisca y la expresión agria de
Lisabetta, don Timoteo da una recepción en su
casa, Camila se muestra triste y meditabunda
sentada al lado de su esposo.
Mercedes en su casa recibe por
Epifanio la noticia de que don Timoteo se caso,
pregunta si fue con la ramera, Epifanio no sabe a
qué ramera se refiere, pero el tendero le dijo que
su cuñado se casaba ese día. Mercedes pierde los
nervios, muy alterada le dice al criado que lo
hace para que Ricardo no recupere lo suyo porque
sabe que Lisabetta se lo regresaría, pregunta a
Epifanio si Ricardo habrá recibido la carta que le
envió, el criado dice que no le dijo que era
urgente. Mercedes sale corriendo, hay que escribir
otra carta, para avisar a Ricardo “Todo lo hace
para perjudicarle, pero ella no lo va a permitir”
Los piratas se reúnen en La
Coralina para repartir el botín. Lázaro ya ha
llegado y va al encuentro de Ricardo, capturaron
un barco y consiguieron un buen botín. Ricardo
pregunta por las bajas, se entera que murieron
diez hombres, al Antillano no le parece bien, son
demasiados muertos, Lázaro pregunta por Mario,
sorprendido de no verlo junto al capitán, este le
cuenta que recibió una cuchillada en el vientre y
aun no se repone. Ricardo va a la reunión de
capitanes, Lázaro dice que él también, Foreman le
requirió, Ricardo no entiende porque, el barco que
manda es suyo, Lázaro cuenta que hundió el navío
español, se excedieron en los cañonazos, Ricardo
cada vez esta mas disgustado, los barcos son
valiosos, hay que intentar conservarlos, no
mandarlos a pique.
En la reunión de capitanes Foreman
comunica que el botín no fue tan valioso como
esperaban, pero han conseguido bastantes
prisioneros, algunos muy pudientes y pueden pedir
rescate por ellos, así que queda suficiente para
que puedan gozar. Uno de los capitanes pide ver
los cofres del botín, Foreman no se opone, dice
que los cofres están en la bodega y que pueden
verificar que lo que esta descrito en las listas
que les da a los capitanes es lo que hay, su
gobierno se queda con un diez por ciento, el resto
se reparte como ya fue convenido por la
fraternidad pirata, por lo que respecta a los
muertos y los heridos, la hermandad tiene unas
reglas, los muertos ya no necesitan nada, pero los
heridos que han perdido algún miembro son
recompensados de acuerdo a una lista en que se
valora cada minusvalía, los piratas brindan por el
triunfo.
Camila y Timoteo terminan de
despedir a los invitados a la recepción de su
boda, en cuanto se quedan solos Timoteo comienza a
despotricar, son todos unos gorrones y chismosos,
seguro que se la han pasado hablando mal a sus
espaldas, pero no le importa, el sabe su cuento,
le dice a Camila que todavía sigue vestida de
novia, que se ponga cómoda y después se vaya para
su cuarto, Camila lo mira sorprendida, Timoteo le
dice que tienen que hablar.
Lisabetta se acerca a su padre para
darle la enhorabuena, pero este le dice que no le
cree nada, Francisca y Lisabetta tienen toda la
noche para recoger sus pertenencias y marcharse,
Francisca no entiende porque las corre otra vez,
Timoteo asegura que el casado casa quiere y los
parientes estorban, Francisca promete no estorbar,
pero Timoteo no se lo traga, seguro que van a
estar intrigando y no le da la gana de
aguantarlas, así que se pueden ir donde quieran,
les va a dar una pensión, "no olvides cieguita que
a mi muerte vas a ser una mujer muy rica" Timoteo
se marcha de la habitación dejándolas solas.
Camila esta vestida con ropa de
noche en la recamara de don Timoteo, este le dice
que cuando muera ella va a ser una mujer muy rica,
Camila, no entiende nada, según el contrato
matrimonial eso será solo si ella le da un hijo
varón, don Timoteo se detiene delante de Camila
que está sentada a los pies de la cama y con voz
firme impone las reglas que van a regir su
matrimonio, de principio quiere que sea una esposa
fiel sumisa, que duerma en su cama, Camila intenta
protestar pero Timoteo la corta le pregunta si
quiere el oro y el moro sin dar nada a cambio,
Camila baja la cabeza y contesta que a ella no le
interesa su dinero, Timoteo se sienta junto a ella
y afirma que a él sí, y le explica porque se caso
con ella: Si Dios quiere hacerle el regalo de un
hijo varón será bienvenido, aunque no cree porque
él y Dios no se llevan muy bien, explica a Camila
que su hija está enamorada de su sobrino, si fuera
un buen hombre a él no le importaría, pero es un
pirata un delincuente y no le da la gana que su
fortuna, el esfuerzo de toda su vida pase a sus
manos, por va a desheredar Lisabetta, Camila
protesta, es su hija, Timoteo asegura que le
dejara suficiente para vivir, a Camila no le
parece justo, pero a Timoteo no le importa lo que
a ella le parezca, el que juzga lo que es justo y
injusto es él.
Timoteo se quita la bata y se
dispone a acostarse, pide a Camila que lo haga a
su lado, Camila asustada se levanta y dice que
prefiere regresar a su dormitorio, pero Timoteo no
está dispuesto a permitírselo, ella muy nerviosa
balbucea que ella en ese momento no está segura de
poder tener intimidad, don Timoteo se ríe, es un
anciano, que se haga a la idea de que está
durmiendo con su padre, se mete en la cama y corta
los intentos de protesta de Camila, que finalmente
se despoja de la bata y se acuesta al lado de su
esposo totalmente rígida y asustada. Timoteo la
anima, le dice que piense en el dinero que va a
tener cuando se muera, que salda de esa casa y
regresara a su pueblo a su novio a su familia, y
podrá comprarles todo lo que quieran, mientras
habla Timoteo se va quedando dormido, Camila
suspira apenada, si podrá hacer lo que quiera,
pero ¿Cuando... cuando?
Al día siguiente Lisabetta y
Francisca llegan con todo su equipaje a casa de
Mercedes la madre de Ricardo, de ahora en adelante
vivirán con ella.
Camila y Timoteo están desayunando
y ella pregunta porque no las acompañan Lisabetta
y Francisca, su esposo responde que decidieron
irse a vivir con un pariente y él estuvo de
acuerdo. Camila intenta indagar sobre el sobrino
pirata, pero Timoteo le contesta que él no quiere
saber nada sobre su familia y por lo tanto no está
dispuesto a hablar sobre la suya. Camila expresa
el deseo de visitar de vez en cuando a Lisabetta y
Francisca, Timoteo no contesta directamente, le
dice que ya se verá y que coma.
La Salamandra llega a la bahía de
La Iguana, donde el Antillano tiene su cuartel
general, los filibusteros acuden a recibirlos,
Mario camina ayudado por Ricardo, todavía no se
repone de la cuchillada en el vientre, a Ricardo
le hacen entrega de dos cartas que llegaron de su
madre.
Mario está sentado en el catre
comiendo, comparte alojamiento con Ricardo, este
que está leyendo las cartas suelta una
exclamación, Mario le pregunta si son malas
noticias, Ricardo responde que su tío se caso,
dicen que con una ramera mexicana, Ricardo decide
irse a la Mariana, Mario intenta hacerle cambiar
de idea, puede esperar que se reponga e ir él o
mandar a Lázaro, pero Ricardo dice que debe
hacerlo él, quiere saber cómo esta su madre y en
qué situación han quedado Lisabetta y su tía
después de lo acontecido. Mario teme que le
agarren, Ricardo sonríe le pone la mano en el
hombre y le dice “si me agarran te doy mi parte
del botín”
Camila quiere salir a pasear, pero
Timoteo se lo prohíbe terminantemente, no quiere
que se encuentre con Francisca y Lisabetta y le
llenen la cabeza de tonterías y mentiras, y además
no le tiene confianza, puede volver a intentar
escaparse, Camila jura que no lo hará pero Timoteo
no la cree, saldrá de esa casa el día que él se
muera, y se marcha sin dar oportunidad para
discutir mas, Camila le grita a su espalda rabiosa
que ojala se muera esa misma noche, Timoteo se ríe
mientras entra en la casa. Camila se lleva las
manos a la boca asustada, ella nunca le ha deseado
mal a nadie, pero no puede permanecer encerrada,
desesperada se acerca a la puerta cerrada de la
casa que vigila Ascanio, mientras murmura que ese
hombre no puede pretender tenerla encerrada entre
cuatro paredes, cinco o más años, se va a volver
loca.
En San Fernando Alberto Lafont pasa
por delante del almacén de Justo donde Vasco esta
descargando mercancía. Lafont lo observa por unos
momentos y después continua su camino
encontrándose con Manuela su hija, a la que
pregunta con quien se está revolcando Úrsula
porque ha oído rumores. Manuela intenta no faltar
a las confidencias de la que considera su amiga,
pero Lafont le toma la mano y se la retuerce con
crueldad mientras sigue interrogándola, los
rumores señalan a Vasco Darién, a Manuela no le
queda más remedio que confirmárselo llorando, pero
dice que si Úrsula se entera que ella se lo conto
la mata. Lafont asegura que no se va a enterar si
ella no abre la boca.
Justo en el despacho de su negocio
tiene una discusión con Vasco, falta dinero, ha
estado jugando otra vez y ha tomado dinero de la
caja. Vasco intenta defenderse, pero Justo no le
permite hablar, enfadado se levanta y da un
puñetazo encima de la mesa, le ha consentido
muchas cosas pero le ha llegado un rumor que lo
asusta, dicen que Vasco se acuesta con la hija del
señor, Vasco responde que él no tiene la culpa de
que sea ramera, Justo enfurecido le enfrenta, si
Mansera se entera lo mata. Vasco sale del despacho
sin contesta a su padre, dejándolo desesperado,
solo le faltaba eso.
En la Mariana corren rumores sobre
la salud de Camila puesto que nunca se la ve en la
calle, ni siquiera en misa. Lisabetta y Francisca
lo comentan con Mercedes, sugieren que puede estar
preñada. Mercedes no quiere contemplar esa
posibilidad porque dejaría sin su herencia a
Lisabetta, ella dice que el papel le concedía un
treinta por ciento. Mercedes pierde los nervios y
grita que cuanto de ese treinta le va a dar a
Ricardo, porque no debe olvidar que todo el dinero
que tiene Timoteo se lo robo a Ricardo, Francisca
señala que tampoco; las autoridades se lo
concedieron después de que Ricardo huyera cuando
mato a la fulana aquella. Mercedes grita cada vez
más desesperada, ahora rompe en sollozos. Timoteo
intrigo, soborno, hizo de todo hasta conseguir el
dinero de su hermano, porque siempre le tuvo
envidia, y nunca le llego ni a la suela de los
zapatos.
Ricardo viaja rumbo a la Mariana.
En San Fernando Lafont y Mansera se cruzan en la
plaza con Justo y Ofelia, se saludan, el señor se
interesa por la salud de Santiago y continúan
camino. Lafont piensa que Ofelia en su juventud
tuvo que ser una mujer muy hermosa, don Jorge
asiente, lo fue y mucho, Lafont se ríe ¿la gozo?
don Jorge contesta que desde luego, fue una vez en
el bosque la encontró y no pudo resistir la
tentación, ya se sabe como son las mujeres, al
principio dicen que no, se resisten, pero después
gozan. Los dos se ríen, han llegado frente al
palacio y ven salir a Úrsula y Manuela, Lafont se
fija en la hija del señor, dice que está muy
hermosa, que se ha vuelto más mujer, sugiere que
sería bueno buscarle marido, al padre le parece
buena idea. Lafont ha fijado sus ojos en Úrsula,
él es el marido en quien está pensando.
Úrsula va al almacén a buscar a
Vasco con la disculpa de comprar unas peinetas, le
dice que lo espera en la noche, Vasco intenta
disculparse, no puede, pero Úrsula no acepta la
negativa, es una orden, tiene que poder, se lleva
las peinetas y sale orgullosa del almacén.
Camila irrumpe en la sala donde
Timoteo esta frente al tablero de ajedrez, se
inclina frente a él acercándole la cara, buscando
su mirada y pide un perro. Timoteo se queda
desconcertado, ella insiste, quiere un perro para
entretenerse, se va a volver loca todo el día
encerrada sin nada que hacer y nadie con quien
hablar, ni el mono de Ascanio ni nadie del
servicio le dirige la palabra, no tiene nadie con
quien hablar. Timoteo se ablanda, le ofrece ir
todos los Domingos a misa, acompañada por él
naturalmente, y después salir a tomar un
chocolate. Camila se arrodilla al otro lado del
tablero y asegura que le agradece que le quiera
dejar su dinero pero que ella preferiría ser
libre, Timoteo le hace ver que sin papeles no
puede ser libre, la volverían a atrapar y la rueda
giraría de nuevo, acabaría en otra subasta de
siervos, es mejor que espere. Camila expresa sus
sentimientos, es horrible esperar la muerte de
alguien para ser feliz, Timoteo se arrellana en la
butaca pierde la mirada y recuerda que él también
espero y deseo durante mucho tiempo la muerte de
una persona para ser feliz. Camila pregunta que si
cuando ese momento llego lo fue, Timoteo asiente,
fue muy feliz, pero su cara dice otra cosa, cambia
de tema e intenta entretener a Camila jugando al
ajedrez.
Ricardo disfrazado de monje, como
es habitual en sus visitas a la Mariana, llega a
casa de su madre. Es de noche y acude a su alcoba
pues esta acostada, se reúnen con ellos Francisca
y Lisabetta. Le cuentan que la misma noche de la
boda las corrió, que les manda una mesada pero es
una miseria. Mercedes, que está enferma, pone al
corriente a Ricardo de las condiciones del
testamento de Timoteo, se lo deja todo a Lisabetta,
pero si tiene un hijo varón solo le quedara el
treinta por ciento. Ricardo tranquilo afirma que
le parece normal que su tío quiera un hijo varón,
Mercedes se agita, ese dinero es de su hijo, le
pertenece, Ricardo intenta calmar a su madre, no
necesita el dinero de su tío, ella continua
hablando cada vez más agitada, ahogándose, ese
dinero no es de su tío, es de su padre y su tío se
lo robo. Ricardo sigue intentando calmar a su
madre, ya se verá lo que sucede, consigue que
Mercedes se calme, pregunta con quien se caso,
ellas le cuentan que con una ramera de México, una
sierva que compro en una subasta de esclavos la
última vez que Ricardo estuvo en La Mariana, se
llama Camila, a Ricardo por un instante le falta
la respiración, después suspira hondo, su cara ha
cambiado. La mujer que le ha obsesionado estos
últimos tiempos a cabo en manos de su tío y se ha
casado con él.
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