Capitulo 8º

Camila sigue encerrada en la sin querer comer, muy deprimida pasa el tiempo soñando con el tiempo que paso con Santiago, su noviazgo y los planes que hacían para cuando se casaran.

Santiago, Vasco y Bernabé continúan su camino buscando a Camila, paran en una posada y mientras comen comentan las noticias que han ido recolectando, una de ellas les parece la más interesante, algunas personas vieron un carromato y los tipos que iban acompañándolo  parecían filibusteros, Bernabé sugiere que los piratas pudieron hacer una incursión tierra a dentro para raptar mujeres y luego venderlas, Santiago está de acuerdo con esa posibilidad, pero si Camila tuvo la mala suerte de encontrárselos, esos tipos necesitan llevar la mercancía hacia alguna ensenada resguardada y fuera de la ley, debe haber varias pero no todas tienen calado para un barco. Vasco asegura que es como encontrar una aguja en un pajar, no la van a encontrar, Santiago se indigna con Vasco, es su hermana y no le importa su suerte, Vasco lo niega, la quiere mucho pero no ve posibilidad de encontrarla, Bernabé le da la razón y Santiago muy enfadado les pide que regresen al pueblo, seguirá solo. Vasco y Bernabé se avergüenzan y se niegan a abandonar a Santiago, por lo que deciden seguir adelante hasta que Dios decida.

Ascanio recoge la bandeja de Camila, esta como es habitual desde que está encerrada no ha comido. El siervo va en busca de Timoteo, que se encuentra en el salón con un libro, y le cuenta que Camila lleva varios días sin comer, Timoteo pregunta si bebe agua, Ascanio contesta que eso si, a su señor le parece muy bien, es una mujer testaruda pero con sentido de supervivencia, ordena que la tienten con una buena comida fruta, pollo y hasta pasteles.

Santiago, Vasco y Bernabé han llegado a “La Iguana”, la bahía de los piratas, desde donde salió el barco en el que iba Camila, un buhonero llamado Matías divierte a la concurrencia mientras les vende cosas. Vasco observa que parecen maleantes, pero Santiago dice que no están seguros igual es simplemente gente pobre, deciden interrogar a un hombre que sale de la cabaña más cercana, este es Juancho, el jefe de la banda que secuestro a Camila, le preguntan si llegan barcos y contesta que si, de los legales y de los otros, Santiago quiere saber hacia dónde van, y Juancho se encoge de hombros "donde la gente pida" Santiago le pregunta por Camila,  en cuanto se la describen se da cuenta de quién es y muy nervioso asegura no saber nada, acaba de llegar al lugar, Bernabé comenta que no quiere hablar, Vasco con un suspiro de decepción, dice que ni él ni nadie, pero la bahía es buena para que atraque un barco, es posible que de vez en cuando lleguen piratas a hacer negocios, Santiago decide hablar con el buhonero, viaja por todas partes y puede saber cosas, si le dan dinero quizá les diga algo. Los tres salen de la playa y esperan al comerciante en el camino, le ofrecen dinero por hablar y acepta encantado, les cuenta que hay bandas que se internan tierra adentro para hacerse de mujeres y chamacos para después venderlos en el mercado de siervos en las Antillas, es muy buen negocio, Santiago piensa que tendrá que ser una isla que no sea de propiedad española, eso eliminaría unas cuantas, pero Matías lo desengaña, los españoles hacen la vista gorda y sin algún moro se encapricha de una determinada mujer puede acabar en Tánger o en Bagdad, en un burdel o en el harén de algún jeque, saber a dónde se han llevado a alguien es imposible. Santiago se muestra desesperado, el buhonero se compadece de él, pero no hay nada que se pueda hacer.

Ascanio entra en la bodega con la comida de Camila, otra vez no la ha tocado y cada vez se encuentra más débil, esta acostada al fondo apoyada sobre la pared, Ascanio la increpa, ¿piensa morirse de hambre? Camila lo manda al infierno, pero Ascanio con voz dura le dice que el sufrimiento es duro y también las humillaciones, pero sobre todo hay que aferrarse a la vida, y se marcha cerrando la puerta, dejando a Camila de nuevo en la obscuridad. Camila recuerda a Jimena, cuando iban en el carro, y les dijo que no importaban lo que les hicieran, las humillaciones que pasaran o cuan bajo tuvieran que caer lo importante era seguir vivos, Camila reacciona. se levanta con dificultad y apoyándose en la pared llega hasta la canasta ce comida y comienza a comer un muslo de pollo.

Llega a la casa de Timoteo el criado de Mercedes preguntando por Lisabetta, pues hace una semana que no va a verla, Ascanio le cuenta que tiene una fiebre cuartana muy fuerte en cuanto se reponga reanudara las visitas a su tía. Ascanio va en busca de don Timoteo, le cuenta que Epifanio pregunto por su hija y le conto lo que el señor había ordenado, Ascanio duda y por fin se dirige a su señor, está preocupada por Camila, no cree que ceda y va a acabar muriendo de hambre, Timoteo se ríe, es de las tercas, y decide ir a verla, sale de la sala seguido por Ascanio.

La puerta de la bodega se abre, Timoteo sonríe satisfecho pues encuentra a Camila comiendo, da orden de que la saquen, la bañen le quiten las pulgas y los piojos y la vistan decentemente, dos criadas entran para ayudar a Camila a ponerse en pie, y se la llevan para cumplir las órdenes que les han dado.

Epifanio informa a Mercedes de la supuesta fiebre cuartana de Lisabetta, esta comenta que quería ver a su sobrina para que le contara de la sierva con quien Timoteo quería casarse, imagina que no ha pasado nada pues Francisca habría ido a informarla, de todas formas decide escribir a Ricardo, porque si Timoteo se casa, le puede dar por dejárselo todo a su mujer, y entonces su hijo nunca recuperara lo que su tío le robo.

Don Timoteo ha concebido un plan para vencer la resistencia de Camila acude acompañado de Ascanio a la tienda de un comerciante turco y le pide un servicio que le pagara generosamente, después, una vez en la casa, hace venir a Camila y le explica que si no se quiere casar con él, como sirvienta no se antoja tenerla, así que ella decide o se casan o la vende, Camila se decide por la venta, Timoteo le cuenta que ya tiene comprador, Camila pregunta si es de la Mariana, pero Timoteo, muy divertido, le cuenta que es de Tánger, en África al otro lado del mundo, después de cruzar el mar, pide a Ascanio que haga pasar al turco, el hombre entra y mira a Camila como si fuera una mercancía, comenta que se ve demacrada, Timoteo alaba su belleza y inteligencia estuvo enferma y por eso está un poco desmejorada pero en cuanto coma bien vera que es una mujer muy guapa, tiene carácter, Timoteo añade con ironía que es muy  inteligente, el comerciante parece decidirse por la compra, el barco sale al día siguiente, así que vendrá temprano para llevarse y traerá el dinero. Camila se arrodilla desesperada a los pies de Timoteo le toma de las manos y dice que ella no quiere que nadie la compre, que es una mujer libre, la robaron y por eso está en esa situación. Timoteo le explica con paciencia que eso es lo que todavía no ha comprendido ni aceptado, ella no es una mujer libre, es una sierva. Camila pide que la venda a su familia, pero a Timoteo no le da la gana, Camila grita desesperada, “no entiendo porque me hace esto ¿Que mal le ha hecho yo?” Timoteo responde que ninguno, le hizo una propuesta que ninguna mujer con el mas mínimo sentido de sensatez rechazaría, pero ella lo hizo, así que ahora seguro que estará mejor en el burdel al que la van a llevar, Camila lo mira aterrorizada, no puede creer que la hayan vendido a un burdel, Timoteo le devuelve la mirada sonriente, es un burdel a diez mil millas de La Mariana y regresar va a ser muy difícil. Timoteo da por terminada la conversación se levanta del sillón y se vuelve para marchase, pero Camila todavía de rodillas se agarra a su brazo y suplica que no la venda, hará lo que él quiera, Timoteo hace una mueca, ha vencido la resistencia de la mujer, pero no sabe si está contento con ello.

Algunos pirata pasean por la playa de “Bahía de Cerdos” entre ellos están Foreman y el Antillano. La flota salió de Maracaibo hace una semana, hará escala en la Habana para después continuar viaje. Los piratas tienen una flota de veinticinco barcos, a Ricardo le parecen pocos, Foreman asegura que el clima está cambiando, es probable que tengan bancos de niebla, en esas condiciones los barcos se dispersan, la flota que van a atacar es reducida, los españoles lo hicieron a propósito para que pensaran que no llevaban mucho oro, pero Foreman sabe que transportan un buen cargamento de oro, plata y joyas. Ricardo insiste en el nuevo acuerdo, tendrá un mayor porcentaje, Foreman asegura que él no olvida nada, se acerca el segundo de Foreman para comunicarle que ha llegado el mejicano de la plata, Foreman se despide de Ricardo y se marcha a entrevistarse con él. Mario se queda intrigado, no puede entender que tiene que ver el ingles con un mejicano. Ricardo dice que hablaron de plata, seguramente robada, no es la primera vez que lo hace, él fue durante mucho tiempo el secretario de Foreman y además de la bitácora llevaba sus libros de cuentas, compra la plata robada a mitad de precio y luego la vende, a Mario le parece un buen negocio le pregunta a su capitán porque no le entran, pero el Antillano responde mientras se aleja por la playa que no quiere agregar un delito más a su lista, ya tiene bastantes.

Foreman va hacia otro lugar de la playa donde hay preparadas unas mesas con viandas debajo de un toldo, allí espera Alberto Lafont. Foreman quiere saber si el negocio que viene a proponerle es suyo o tiene más socios, Lafont asegura que no tiene socios. El pirata pregunta de que parte de México viene, Alberto responde que en un pueblo llamado San Fernando, muy cerca de la ruta de las caravanas que van a Veracruz. Foreman está interesado, pero necesita saber de qué cantidades hablan, Lafont le dice que entre trescientos o cuatrocientos lingotes por partida, Foreman asiente, es un buen negocio. Alberto quiere saber cómo y dónde va a ser el intercambio, como, donde y cuando va a pagar por la plata. Foreman le indica que el transporte de la mercancía va con cuenta de Lafont y él correrá el riesgo, con la punta de la espada traza un plano sobre la arena, hay una bahía donde puede entregar la plata.

Francisca y Lisabetta están comentando que Camila regreso a su cuarto, no saben si Timoteo la perdono o la va a vender, en ese momento Timoteo entra sin llamar en la habitación y les dice irónico que para que no gasten saliva en especulaciones les comunica que se va a casar con la mujer. Lisabetta se muestra dulce y comprensiva, le desea felicidad y que engendre el hijo varón que tanto desea, Timoteo le responde con un cínico gracias y sale de la habitación mientras Lisabetta se deshace en llanto y Francisca intenta consolarla.

Camila en su habitación desesperada reza para que su familia haya recibido su carta y estén en camino para buscarla, no quiere casarse con don Timoteo, este entra en la habitación, le dice que tomo la decisión más inteligente, se casaran en tres semanas. Camila está inquieta por lo que puedan pensar Francisca y Lisabetta, pero a don Timoteo no le importa nada, no oculta que no las quiere, Camila se desconcierta y quiere saber el porqué, pero Timoteo le ordena bruscamente que no haga preguntas, además le asegura que va a estar constantemente vigilada, así que no se le vaya a ocurrir volver a confabular con ellas.

Santiago, Vasco y Bernabé regresan al pueblo después de su fallida búsqueda. Santiago está muy deprimido, no quiere contestar a las ansiosas pregunta de Ofelia y Inés, pide acostarse porque está muy cansado, Ofelia acompaña a Santiago y Vasco se queda hablando con Inés. Le cuenta que fueron hasta una bahía al sur, porque les contaron que habían visto una carreta con unos filibusteros, pero no encontraron ninguna noticia de Camila, él siempre pensó que el viaje era inútil, acompaño a Santiago para que este se quedara tranquilo, Inés le pregunta que siente él, después de todo Camila era su hermana, Vasco asegura que le duele en el alma, pero que no se puede hacer nada más. Vasco se marcha seguido por la mirada enamorada de Inés.

Santiago está en su cuarto con Ofelia, se muestra desesperado, sienta que fallo a Camila, debió defenderla con su vida. Ofelia asegura que lo hizo, solo que Dios no quiso llevarlo a su lado, él habría preferido eso, no puede resignarse, Camila era su vida, Ofelia le insta a la resignación, puede hacerlo, a ella le sucedió lo mismo cuando murió su marido, pero al final se resigno pensó que era la voluntad de Dios y este por algo hace las cosas, pero Santiago no se consuela, si estuviera muerta si tuvieran su cuerpo acabaría resignándose, pero sin saber que le ocurrió piensa en las cosas más horribles, que está en algún lugar desesperada llamándolo, esperando que vaya a buscarla. Ofelia le dice que también puede pensar que esta en el cielo esperándolo. Santiago rompe a llorar, su madre se sienta en la cama a su lado, lo abraza y le pide que llore, las lágrimas limpian el alma, Santiago abrazado a su madre solloza sin consuelo.

Sofía va a visitar a Justo al almacén, hablan sobre Ofelia, le han comentado que su marido la acosaba antes de casarse. Justo asegura que así era, Sofía sabe que Ofelia se caso preñada, no será que don Jorge la convenció o abuso de ella y Santiago es su hijo, Justo quiere saber si eso le molestaría, Sofía se ríe, si le molestaran todos los bastardos de su marido viviría en un grito, no le importa en ese sentido, solo que si Santiago es hijo de Jorge es el único varón del que se tiene noticia y por lo tanto seria el heredero del señorío. Justo dice que la verdad solo la saben Ofelia y su marido, Sofía pensativa se retira. Justo entra en el almacén, Rita le interroga pero él no contesta, llega un criado de doña Ofelia con el encargo de comunicarles que Vasco y Santiago regresaron con bien. Rita quiere saber si encontraron noticias de su hermana, ante la respuesta negativa el rostro de Justo se llena de tristeza, mientras en Rita se percibe alivio.

En  “Bahía de Cerdos” los piratas preparan el ataque, se acerca una tormenta que separara los barcos de la flota, el Antillano dice que si quieren tomar ventaja tendrán que partir al amanecer, Foreman considera muy acertado el consejo del Antillano, como siempre, si le gustara esa vida podría disputarle el mando. Ricardo asegura que lo único que le interesa es juntar dinero para poder largarse, Foreman responde que entonces al día siguiente tendrán que pelear como demonios.

Lisabetta y Francisca están sentadas en la fuente del patio cuando llega el notario para celebrar el contrato matrimonial entre don Timoteo y Camila. En la sala los dos están sentados, el notario hace entrega del documento donde se asienta que a la muerte de Timoteo ella será libre, Camila lo lee con entusiasmo, el notario discretamente le comunica a Timoteo que tiene listo el otro escrito, este hace un gesto de asentimiento.

En el patio Lisabetta llora desesperada, si su padre hace contrato matrimonial es que se lo va a dejar todo a ella. Francisca intenta tranquilizarla, algo le va a dejar, después de todo es su única hija, Lisabetta tiene miedo que la preñe, Francisca dice que eso solo sucedería con la ayuda de Ascanio, Lisabetta, asombrada, pregunta si lo cree capaz, Francisca no puede contestar porque en ese momento se acerca Timoteo mientras irónico les dice que la cieguita como siempre llorando y su cancerbero consolándola. Están llorando porque creen que van a perder su fortuna, para que vean que no las olvida les hace entrega de un documento, le dice a Francisca que lo lea y después se lo devuelva.

Francisca lee un documento en el que se asienta que Lisabetta es la única heredera de su fortuna, en el caso que Camila le dé un hijo varón este recibirá siete partes de la herencia y Lisabetta tres, Francisca considera que eso es muy bueno para ellas, tres partes es mucho, Lisabetta señala rabiosa que no deja nada para Ricardo. Francisca ya está cansada de la obsesión de su sobrina por su primo, Lisabetta le recuerda que la mayor parte de la fortuna de Timoteo era de Ricardo, Francisca sabe porque Lisabetta quiere darle dinero a su primo, porque piensa que en agradecimiento se va a casar con ella, pero eso no va a suceder nunca. Lisabetta se levanta orgullosa, y dice “¿porque? ¿Porque soy ciega? Ricardo me quiere, y el que sea ciega nunca ha tenido importancia para él, ciega y todo voy a ser su esposa te lo aseguro”, Francisca desiste de hablar con una pared y va a devolverle es escrito a Timoteo que en cuanto se queda solo lo hace pedazos.

En la “Bahía de Cerdos” los barcos piratas siguen anclados y la tormenta está en su apogeo. Ricardo en el camarote de “la Salamandra” prepara el ataque, acompañado de Mario y Lázaro, le ordena a Lázaro que se ponga al mando de “la Camila”, al día siguiente la tormenta se habrá calmado y se harán a la mar, no quiere errores, debe revisarse cada cañón, cada culebrina, que haya mucha arena sobre la cubierta y que cuatro compañeros estén pendientes de la santa barbará con baldes de agua, Mario le dice a Lázaro en tono de advertencia, que es una oportunidad la que se le está dando, así que mejor no haga burradas, Lázaro se muestra ofendido, lo hará bien, Lázaro sale del camarote y se quedan solo Ricardo y Mario, Ricardo se encomienda a Dios ojala los ayude.

En San Fernando Santiago sale de la iglesia y ve a Rita a lo lejos que va hacia la herrería la alcanza, ella le invita a comer a su casa con su familia van a matar un borrego, Santiago acepta y ve alejarse a Rita parece que está considerando lo que todos le dicen, quizá sea una buena esposa.

Los piratas se han hecho a la mar y buscan los galeones españoles que la tormenta ha separado. Ricardo en el puesto del vigía otea el horizonte, de pronto divisa dos barcos, grita a los piratas y cambian el rumbo hacia los galeones, estos no los divisan hasta que los piratas están prácticamente encima de ellos, ante el grito del vigía de barco a la vista, la tripulación de los barcos se apresta al combate. Recado en cubierta dirige las maniobras de su barco, se sube a la proa mientras la salamandra persigue a los galeones.